Enrique y Rolando son dos pránganas que trabajan montando equipos sonideros para los toquines de barriada a los que ellos mismos asisten. Soco, novia de Enrique, al parecer está embarazada. Luisa, madre de Rolando, es una lenona de buen corazón que da chamba a meretrices en desgracia, como Lola. Un psiquiatra se dedica a contratar los servicios de esas desvalidas pirujillas y a traficar con tachas. Uno de sus pacientes, Ramiro, es un esquizofrénico violento y padrotón que se convierte en su dealer.
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